¿Te pasó alguna vez estar tan en “piloto automático” que olvidaste por qué hacés las cosas?
Como el calendario judío no tiene la misma cantidad de semanas todos los años pero sí un número fijo de porciones semanales, algunas veces leemos dos parashot en lugar de una. Matot y Masei (30:2-36:13) concluyen Bamidbar, y están centradas en los preparativos para el ingreso del pueblo de Israel a la tierra prometida. En los versículos 50 al 53 del capítulo 33 leemos una de las instrucciones que recibe Moshé al respecto:
Allí en las llanuras de Moab, cerca del Jordán, a la altura de Jericó, D’s dijo a Moisés: “Habla con los israelitas y diles que, una vez que crucen el Jordán y entren en Canaán, deberán expulsar del país a todos sus habitantes y destruir todos los ídolos e imágenes fundidas que ellos tienen. Ordénales que arrasen todos sus altares paganos y conquisten la tierra y la habiten, porque yo se la he dado a ellos como heredad.”
El exégeta Rashi se pregunta por qué en lugar del usual “cuando lleguen a Canaan”, en este caso se hace énfasis en cruzar el Jordán. Para el comentarista, éste es el sentido de la frase:
Cuando pases el Jordán por tierra seca, pasarás teniendo en mente que expulsarás a los habitantes, y si no lo haces, vendrán las aguas y te cubrirán.
Más adelante, en el libro de Ioshúa (4:10) leemos que efectivamente y al igual que más de cuarenta años atrás, las aguas se volvieron a abrir para que el pueblo cruce, en este caso el Jordán. Lo interesante del comentario de Rashi es que la condición para que el milagro se mantenga era recordar por qué estaban cruzando.
Muchas veces estamos tan absorbidos por la rutina y el caos cotidianos que no recordamos cuál fue el objetivo que nos propusimos alcanzar al elegir una carrera, comenzar un trabajo o formar una familia. Nos convertimos en máquinas de hacer, pero dejamos de pensar o peor aún, sentir. Queremos ser bendecidos con felicidad, salud y prosperidad, pero cuando los tenemos no sabemos qué hacer con ellos.
Aunque en estos tiempos frenéticos de multitasking reflexionar no es nada sencillo, sería muy bueno que todos los días podamos hacernos un tiempo para recordar qué nos trajo aquí y todavía más importante, a dónde queremos llegar. Si lo hacemos, vamos a lograr que, como dice la expresión popular, no nos tape tanto el agua.
Como decía el sabio Akavia ben Mahalel (Avot 3:1):
Recuerda de dónde vienes, hacia dónde vas y a quién deberás rendir cuentas
Shabat Shalom!
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Jonathan Kohan es Cantor Sinagogal, Profesor de Estudios Judaicos y Lic. en Psicología. Trabaja como profesional independiente en Argentina y los Estados Unidos.